El caso comienza allá en octubre de 2007, cuando la Guardia Civil denunció en la Agencia lo ocurrido en el centro de control de videocámaras de vigilancia después de que una empleada se diera cuenta del «uso indebido» de las cámaras que hacía uno de sus compañeros: quedó probado desde el principio del proceso que el vigilante en cuestión utilizó las cámaras del aeropuerto para observar a las mujeres, compañeras o usuarias del recinto.
Comentarios
Joer, pensaba que el envío iba de tatuajes.
que no me entere yo que ese culito pasa hambre...
Hombre, no digo yo que esté bien lo que hacía este personaje, pero 60.000€ no es una barbaridad?
jajajaja es la sentencia mas cachonda que he visto en mi vida...