Hay apellidos que marcan. Pero pocos que emanen tanta oscuridad y terror como el de Heinrich Himmler, el siniestro acólito de Hitler jefe de las SS y la Gestapo y organizador del asesinato de los judíos en el III Reich, entre otros monstruosos crímenes. No ha de ser poca carga llevar ese apellido, me digo mientras acudo, no sin cierta aprensión, a la cita en Berlín con Katrin Himmler.
"Katrin Himmler, licenciada en Ciencias Políticas, está casada con un judío israelí descendiente de supervivientes del gueto de Varsovia". Curioso
Ella no es como él, me parece bien que no se avergüence de su apellido, puesto que eso contribuye a estigmatizar a todos los que se apellidan como gente que ha hecho algo terrible. Habrá familiares que sigan la estela de sus antepasados y otros romperán con esa tendencia.
Descendientes de familiares de Hitler que emigraron, en cambio, decidieron cambiárselo.
Son dos puntos de vista. Interesante.
"Tuve bastante cuando apareció el libro en la edición original en alemán. Ahora no son en general contactos regulares, pero me veo con algunos. Conocí a Bettina Goering, la sobrina nieta del mariscal; ella y su hermano decidieron esterilizarse para no pasar a otra generación la sangre del adlátere de Hitler. No lo entiendo, es tan parecido a lo de los propios nazis, la idea de la mala sangre, la teoría de la herencia racial. Me aterra".
Las personas son personas, tengan el apellido que tengan. Y todos somos capaces de hacer el bien y el mal absolutos (dejando de lado enfermedades mentales), sólo depende de hasta donde nos empujen (o nos empujemos nosotros mismos).
Me parece coherente su forma de pensar. El pasado está ahí, y yo no tengo la culpa de lo que haya hecho un antepasado mío. ¿He sufrido consecuencias por ello? Sí. ¿He hecho yo algo? No.
Esto hay que tenerlo en cuenta en España, en donde hoy en día sólo se escucha que su abuelo perteneció a un único bando, el sometido. El otro bando se ve que no dejó descendencia porque nadie reconoce tal cosa. Haced la prueba (o leed comentarios por aquí).
Comentarios
"Katrin Himmler, licenciada en Ciencias Políticas, está casada con un judío israelí descendiente de supervivientes del gueto de Varsovia". Curioso
Ella no es como él, me parece bien que no se avergüence de su apellido, puesto que eso contribuye a estigmatizar a todos los que se apellidan como gente que ha hecho algo terrible. Habrá familiares que sigan la estela de sus antepasados y otros romperán con esa tendencia.
Descendientes de familiares de Hitler que emigraron, en cambio, decidieron cambiárselo.
Son dos puntos de vista. Interesante.
#2 Ella misma lo dice en la entrevista.
"Tuve bastante cuando apareció el libro en la edición original en alemán. Ahora no son en general contactos regulares, pero me veo con algunos. Conocí a Bettina Goering, la sobrina nieta del mariscal; ella y su hermano decidieron esterilizarse para no pasar a otra generación la sangre del adlátere de Hitler. No lo entiendo, es tan parecido a lo de los propios nazis, la idea de la mala sangre, la teoría de la herencia racial. Me aterra".
Las personas son personas, tengan el apellido que tengan. Y todos somos capaces de hacer el bien y el mal absolutos (dejando de lado enfermedades mentales), sólo depende de hasta donde nos empujen (o nos empujemos nosotros mismos).
El libro parece interesante,
Mira que si llega a llamarse Pérez...
Me parece coherente su forma de pensar. El pasado está ahí, y yo no tengo la culpa de lo que haya hecho un antepasado mío. ¿He sufrido consecuencias por ello? Sí. ¿He hecho yo algo? No.
Esto hay que tenerlo en cuenta en España, en donde hoy en día sólo se escucha que su abuelo perteneció a un único bando, el sometido. El otro bando se ve que no dejó descendencia porque nadie reconoce tal cosa. Haced la prueba (o leed comentarios por aquí).