Supuestamente simbolizan la unión de una pareja, aunque en realidad suponen más de un quebradero de cabeza para quienes periódicamente han de quitarlos. La moda de anclar candados a las barandillas de los puentes, que surgió en Italia y se extendió como la pólvora por el resto de Europa, ha desbordado el puente de Santiago de Zaragoza y ha comenzado a colonizar los puentes de la Almozara, la Expo, varios viaductos del Huerva e, incluso, el del Canal a la altura de la avenida de América.
pos mui facil la solucion que vigilen,y al que pillen que pague lo que cuesta quitarlo y una pequeña multa,eso si la multa pequeña tampoco hay que exagerar.
Comentarios
Idiotas hay en todos sitios.
¿Y qué persona enamorada no se vuelve idiota?
#2 También es cierto... en fin, a rio revuelto... ganancia de chatarreros
Hay que ser hortera y con mal gusto.
Pues sinceramente, yo preferiría que en lugar de anclar candados en los puentes metieran algún eurillo en mi cuenta corriente
pos mui facil la solucion que vigilen,y al que pillen que pague lo que cuesta quitarlo y una pequeña multa,eso si la multa pequeña tampoco hay que exagerar.
Sois unos insensibles ... con lo bonito que es el amor ... (ala, ya se ha ido mi novia) ... ¡A la hoguera con los candados!
En Sevilla lo he visto también. No entiendo qué tiene de romántico o emocionante poner un cacho de acero por ahí.