Hace 13 años | Por juvenal a europapress.es
Publicado hace 13 años por juvenal a europapress.es

El Papa ha invocado, como un peregrino más, a trabajar para fomentar una Europa unida bajo la misma fe y con un lenguaje común, que es el Evangelio de Cristo, y en la que cualquier peregrino pueda sentirse como en su casa más allá de las diferencias nacionales.

Comentarios

D

#1

¿ Te han impedido a ti creer en otras cosas ? ¿ Te han impedido ser ateo ?

D

#5

Madre mía, ¿ te has tenido que ir a la inquisición para demostrar el argumento ? Entonces creo que tengo mucho a favor

D

#1 y #8 No nos echan, a quienes no "creemos", a los perros de la Inquisición encima porque, por fortuna, la Inquisición fue abolida hace ya muchos años. En caso contrario te aseguro que esta "utilísima" y benemérita institución estaría llamando a nuestra puerta.

Y sobre lo de obligar o no a creer, parece mentira la memoria tan flaca que tenemos en este país: en el año 74 los curas eran todavía autoridad; ese mismo año, mi maestra de escuela relataba todos los lunes por la mañana en voz alta la lista de alumnos que no habían asistido el domingo a misa y el castigo ejemplarizante para salvar sus almas consistía en "flagelar" los nudillos de los pobres niños con su vara de mando (no precisamente de mimbre); por supuesto, ningún padre acudía a protestar por ello...

D

#11

Sí, la memoria es muy flaca: la inquisición y hace 36 años. Bueno, pues nada.
Quizá deberías reconocer cierta evolución de lo que ya no pasa ¿no?

D

#3 A muchas mujeres intentan impedirles abortar, a muchos homosexuales intentan impedirles casarse... Que lo consigan o no me parece irrelevante, sólo el hecho de pretenderlo me parece motivo suficiente para alarmarse y rechazar a esta gentuza. No tengo ningún problema con los católicos que ni son homosexuales ni abortan ni utilizan preservativos ni mantienen relaciones hasta el matrimonio, pero sí con aquellos que intentan extender su forma de pensar mediante la imposición por las armas o mediante leyes, en lugar de con la palabra y la razón. Y la Iglesia sigue perteneciendo a ese primer grupo de creyentes.

juvenal

#1 si se pide una Europa unida por una misma fe, sólo me dejan dos opciones: me uno a esa fe o me voy.

ochoceros

#4 Creo que no podrías irte: O te conviertes o te queman en la hoguera.

ur_quan_master

Desear una Europa unida bajo una sola fé parece la forma educada de expresar que para él el resto de religiones y los no creyentes sobran en Europa

D

1/sqrt(2)PPastafarismo> + 1/sqrt(2)Ateísmo>

D

El Pontífice, si fuera seguidor de Cristo, se limitaría a ser coherente con su fe y recordar lo que, por los actos, manifestara Jesus frente a los mercaderes en el templo. Siendo así, nos devolvería el dinero que ha robado en estos días de pontificación, lo que a la postre transgrede uno de los diez mandamientos básicos y finalmente pediría perdón por el mal que nos ha inflingido al querernos unos cuantos millones menos que a si mismo. Tal vez entonces nosotros, como supuesto objeto de sus pontificaciones, reconsiderariamos la posibilidad de ver su religión como algo más que un intolerable ejercicio de materialista poder secular.

ikipol

Eso ya está. Estamos unidos por nuestra fe en el euro. Mal que nos pese.

N

La suya supongo... no tienen remedio,

D

1# 8# y 12# Veo que no has entendido el argumento.
No me refiero a mi memoria (que, como compruebo, me echas en cara que demasiado larga va siendo: pero no me gusta olividar el núcleo central de las cosas para evitar que se repitan ciertos efectos desagradables), sino a la de la Iglesia y demás ejecutivos de la misma. Yo ya he perdonado, te lo aseguro, a pesar de sacar a colación el caso, aunque, como he escrito más arriba, no quiero olvidar lo importante; ahora, los que sí que no olvidan su odio son ellos: no pueden dejar de recordar despechados que ya no pueden imponer al más débil su ley.
Y el argumento se refiere a que no me parece que se pueda apreciar camino andado alguno, cuando el cambio no ha sido precisamente por su gusto, sino porque por fin se les ha arrebatado ese poder sobre las vidas de las personas con el que tanto disfrutaban.