«Poco dura la alegría en la casa del ultra. Aunque los sondeos dan un crecimiento a Vox, siempre inferior al de sus correligionarios europeos, una nueva amenaza de ruptura interna se cierne sobre el partido. No llega la calma a la extrema derecha, que ahora ve cómo crece una corriente que podría romper la cohesión interna. Las voces cruasantistas, sin embargo, han optado por hablar, ya no se callan, y eso hace presagiar una fractura en el partido. Reprochan a la dirección falta de pluralidad piscolabística y hasta cierta miopía económica.