Es una botella que incluye un decantador en su parte inferior, un curioso truco de diseño sin trampa ni cartón en el que la física es la única razón para que los posos del vino -sirve también para aceite, agua o zumos- se queden en el fondo. Su peculiar forma permite un vacío que retiene el residuo.
Comentarios
#0 Bien por cambiar la ida de olla de todo-es-gallego-hasta-que-se-demuestre-lo-contrario de La Voz, un titular mucho más correcto [@0]
Parece tan simple, pero es un gran invento!
Un saludo a los amantes del vino.
Si además el cuerpo fuera cuadrado y no cilíndrico, aún mejor, porque para su transporte y almacenamiento se utilizaría menos espacio.