Todo el mundo sabe a estas alturas que el tabaco puede provocar cáncer y es uno de los hábitos más perjudiciales para la salud. Sin embargo, sigue sorprendiendo comprobar hasta qué punto el riesgo alcanza también a quienes no fuman pero se ven obligados a respirar el aire viciado por el humo de los cigarrillos.
#1 Tu no sabes lo que dices. No pueden ponerse en contra del consumo de tabaco, más que vender cortinas de "humo".
¿Tu sabes el pastón que saca el gobierno de los impuestos del tabaco? Compensa con creces los gastos sanitarios de los enfermos de cáncer y ya sabes que en Egpaña la pela eg la pela.
#4 Nadie te obliga a ello. Si te fijas en todos estos establecimientos hay a la entrada un cartelito que indica si en el establecimiento está prohibido o permitido fumar.
Yo soy fumador y casi siempre voy a restaurantes en los que no está permitido fumar, nadie me ha obligado a ir a restaurantes de fumadores y tampoco encuentro dificil encontrar restaurantes en los que no esté permitido fumar.
Está muy bien editarlas, nadie tiene porque acceder a un local a compartír humo ajeno, o a tener que irse de ese local, cuando su estancia podría ser muy agradable.
Comentarios
Podía obligar a que todos los restaurantes fueran libres de humo...
#1 Tu no sabes lo que dices. No pueden ponerse en contra del consumo de tabaco, más que vender cortinas de "humo".
¿Tu sabes el pastón que saca el gobierno de los impuestos del tabaco? Compensa con creces los gastos sanitarios de los enfermos de cáncer y ya sabes que en Egpaña la pela eg la pela.
#4 Nadie te obliga a ello. Si te fijas en todos estos establecimientos hay a la entrada un cartelito que indica si en el establecimiento está prohibido o permitido fumar.
Yo soy fumador y casi siempre voy a restaurantes en los que no está permitido fumar, nadie me ha obligado a ir a restaurantes de fumadores y tampoco encuentro dificil encontrar restaurantes en los que no esté permitido fumar.
un poco extremo, para ello están las zonas habilitadas...
Está muy bien editarlas, nadie tiene porque acceder a un local a compartír humo ajeno, o a tener que irse de ese local, cuando su estancia podría ser muy agradable.