El envejecimiento de la población española pasará una factura importante en términos laborales. Si ya existe escasez de electricistas, fontaneros, carpinteros, paletas, agricultores, ganaderos, industriales, profesores, médicos, o, como se ha visto este verano, agentes forestales, la falta de profesionales en la mayoría de actividades económicas será enorme en diez o quince años vista cuando el grueso de la población española pase a la jubilación. Ello puede comprometer la sostenibilidad de muchas empresas.