Hace 11 años | Por noografo a sociedad.elpais.com
Publicado hace 11 años por noografo a sociedad.elpais.com

Se llamaba Andrea S., tenía 15 años, estudiaba en un instituto cercano al Coliseo y vivía en el sur de Roma, era de carácter extrovertido y a veces acudía a clase con ropa de colores llamativos y las uñas pintadas. Su familia y algunos de sus amigos más cercanos dicen que estaba enamorado en secreto de una muchacha de su mismo instituto, pero lo cierto es que nunca faltó quien se burlara de su aparente homosexualidad y sobre la red social Facebook una cobarde mano anónima había dedicado un perfil al “muchacho de los pantalones rosa”. El martes

Comentarios

D

Algún día llevaremos a los Católicos ante el Tribunal de Derechos Humanos por el discurso del odio que predican contra los homosexuales.

Por lo pronto sólo nos queda luchar, y cada vez que un cura o católico fomente el discurso del odio levantarse y decirle basta.

Y a todos estos machotes, les falta educación por la ciudadanía, para que respeten a sus semejantes, y no caigan en el odio que promueve esta religión.

Ya está bien de tanta impunidad.

Guanarteme

En España (y en Italia me imagino que lo mismo o peor, la iglesia tiene allí más poder) no se legisla contra el bulling simplemente porque es meterse con la homofobia y eso a la iglesia no lo acepta.

D

Los homofobos, garrulismo e ignorancia todo en uno.