A partir de los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) desde 1997, concluyen que los grupos atómicos han vulnerado de forma reiterada tanto el límite de temperatura que establecen las directivas europeas y el Plan Hidrológico de cuenca como el margen de tres grados de aumento térmico que tienen las actividades humanas. Reclaman a la CHE y al Gobierno que tomen medidas para evitar las alteraciones que este calentamiento provoca en el ecosistema fluvial.
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