La última estimación de Cáritas Diocesana de Huelva era que unas 300 personas vivían en la calle en la capital onubense. Pues a partir de ayer, por una decisión cargada de polémica, el organismo eclesiástico ha hecho que sean unos 302 los ‘sin techo’ onubenses, al echar de unos de sus pisos de acogida a Camelia Nicoleta y su hija Julia, de 14 años de edad.
Caritas le proporciona una vivienda por 100 € al mes de los cuales según la noticia “…50, para los gastos de la vivienda, y otros 50 quedaban como depósito propiedad de la propia Camelia, ya que el objetivo de este plan es que Camelia recuperara ese dinero una vez normalizada su situación …” (esto queda MUY lejos de ser un alquiler).
Y la amiga coge y les denuncia porque el edificio tiene un contrato que prohíbe el subarriendo, pues a mi me parece que se paso de lista, hay gente a la que le das la mano y cogen el brazo y este es un clarísimo ejemplo.
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Caritas le proporciona una vivienda por 100 € al mes de los cuales según la noticia “…50, para los gastos de la vivienda, y otros 50 quedaban como depósito propiedad de la propia Camelia, ya que el objetivo de este plan es que Camelia recuperara ese dinero una vez normalizada su situación …” (esto queda MUY lejos de ser un alquiler).
Y la amiga coge y les denuncia porque el edificio tiene un contrato que prohíbe el subarriendo, pues a mi me parece que se paso de lista, hay gente a la que le das la mano y cogen el brazo y este es un clarísimo ejemplo.
#3 Según leo, le cobran 50 euros de gastos del piso, y 50 euros que se le devolverán si es disciplente buscando empleo y demás.
¿Un poco raro no crees? ¿siendo un piso de acogida, ¡por qué cobran gastos del piso más un préstamo a devolver al final?
El dinero de los gastos, bueno, puede ser comprensible, pero siendo cáritas, y siendo pisos de acogida...
De todos modos, no podemos saber quién tiene razón en este asunto.
#4 No podemos saber quién tiene razón en este asunto porque el periodista no nos lo pone fácil.
Esto es lo que pasa cuando usamos la caridad y no la justicia social.
¡Es que nos pusieron caritas!