Falta una política de inmigración. No la hay porque no da votos. La única política de inmigración que sí da votos es la política contraria a la inmigración. La sustentan la nueva extrema derecha y —menos— la nueva extrema izquierda. Así es en todas partes. Una de las debilidades de la Unión Europea como unión es carecer de una política común respecto de los emigrantes y refugiados que quieren entrar a vivir y trabajar en ella. Y en todas partes se pagan las consecuencias.
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