Las señales son contundentes: Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales generaron una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones del euro (principalmente Grecia, España y Portugal). La sombra de la insolvencia de pago de la deuda europea, agregada a los datos negativos del desempleo en EEUU, terminaron el jueves derrumbando a los mercados desde Wall Street hasta el resto de las bolsas mundiales.
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