Cuál habrá sido la movilización y la presión eclesiástica, que hemos sido de testigos de cómo el presidente Zapatero tuvo que viajar a Roma, reunirse con Benedicto (señor que viste de blanco y ante el que muchos Jefes de Estado se arrodillan y besan la mano) para hacerle saber que lo de la tan cacareada ley no repercutirá en el concordato firmado, que los recortes económicos por el gobierno no les afectaran y la iglesia seguirá recibiendo por parte del estado “aconfesional” español unos 6000 millones de euros.
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