[CyP] Ya no resultan insólitas las condenas a prisión de huelguistas –recuérdese a los sindicalistas que inspiraron la película Los lunes al sol-, de manifestantes antiglobalización o de estudiantes. Y la condena lleva siempre aparejada un odioso estigma social; los que alzan la voz al margen de una u otra oficialidad son convenientemente catalogados como «antisistema», «radicales» o «extremistas».
No tengo ningún problema en ser antisistema o radical, el problema es que los demás me marginen por tener una visión diferente (problema para ellos, claro)
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No tengo ningún problema en ser antisistema o radical, el problema es que los demás me marginen por tener una visión diferente (problema para ellos, claro)