Este insecto increíble (Acanthaspis petax) pertenece a la familia Reduviidae, que consta de cerca de 7000 especies. Mide menos de un centímetro de longitud y es algo por lo que, muy posiblemente, podemos estar muy agradecidos. Este insecto asesino, que se encuentra en Malasia, tiene un truco bajo la manga una vez que ha terminado su cena. Lleva a sus espaldas las carcasas vacías de sus víctimas; una táctica que parece ser un intento de evitar convertirse en una víctima de sí mismo. Traducción aproximada en #1
Mide menos de un centímetro de longitud y es algo por lo que, muy posiblemente, podemos estar muy agradecidos. Este insecto asesino, que se encuentra en Malasia, tiene un truco bajo la manga una vez que ha terminado su cena. Lleva a sus espaldas las carcasas vacías de sus víctimas; una táctica que parece ser un intento de evitar convertirse en una víctima de sí mismo.
Una vez que su almuerzo potencial se ha visto incapacitado le inyecta una enzima. Esta licúa el interior de su presa y permite al insecto asesino chupar sus entrañas. Sin embargo, la muerte no es el final de estos insectos desafortunados. Sus exoesqueletos serán objeto de un uso más como una forma de armadura o de camuflaje adhesivo posiblemente por su olor.
Puede llegar a acumular hasta veinte carcasas. El exoesqueleto de las hormigas está hecho de quitina, una sustancia especialmente robusta que puede dar cobertura al insecto durante semanas.
El montón se queda pegado entre sí por una secreción pegajosa. En caso de que otro insecto decida que el asesino es bueno para su próxima comida se sirve de un plan de huída ya preparado. Si el atacante se lanza hacia los huecos exoesqueletos de su espalda, simplemente se despoja de ellos, permitiendo al insecto batirse en una retirada precipitada.
Este insecto increíble (Acanthaspis petax) pertenece a la familia Reduviidae, que consta de cerca de 7000 especies.
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Mide menos de un centímetro de longitud y es algo por lo que, muy posiblemente, podemos estar muy agradecidos. Este insecto asesino, que se encuentra en Malasia, tiene un truco bajo la manga una vez que ha terminado su cena. Lleva a sus espaldas las carcasas vacías de sus víctimas; una táctica que parece ser un intento de evitar convertirse en una víctima de sí mismo.
Una vez que su almuerzo potencial se ha visto incapacitado le inyecta una enzima. Esta licúa el interior de su presa y permite al insecto asesino chupar sus entrañas. Sin embargo, la muerte no es el final de estos insectos desafortunados. Sus exoesqueletos serán objeto de un uso más como una forma de armadura o de camuflaje adhesivo posiblemente por su olor.
Puede llegar a acumular hasta veinte carcasas. El exoesqueleto de las hormigas está hecho de quitina, una sustancia especialmente robusta que puede dar cobertura al insecto durante semanas.
El montón se queda pegado entre sí por una secreción pegajosa. En caso de que otro insecto decida que el asesino es bueno para su próxima comida se sirve de un plan de huída ya preparado. Si el atacante se lanza hacia los huecos exoesqueletos de su espalda, simplemente se despoja de ellos, permitiendo al insecto batirse en una retirada precipitada.
Este insecto increíble (Acanthaspis petax) pertenece a la familia Reduviidae, que consta de cerca de 7000 especies.
Alguien lo ha traducido por aquí: http://www.rinconabstracto.com/2012/05/el-insecto-asesino-de-malasia-lleva-los.html
El Jet Li de los insectos.
Acojonante y repugnante al mismo tiempo
#2