Por fin. Como si de una carrera de obstáculos se tratase, te aproximas a la línea de meta: la titulación universitaria. Ya te visualizas en la graduación, celebrando con tus compañeros el cambio de etapa, descorchando la entrada al mundo laboral. Has logrado ir aprobando todo, con más o menos dificultades. Un curso. Otro. Tercero. Cuarto. Crédito a crédito, matrícula a matrícula. Entregas el Trabajo de Fin de Grado. Lo defiendes. Ya está, eres oficialmente titulado o titulada. A falta de un pequeño detalle: pagar.
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