Somos primates que recién hemos bajado del árbol. Y no es un decir. Ardipithecus te lo puede contar. Él tenía el pulgar del pie oponible, y es la prueba de que ya caminábamos antes de bajar al suelo. En aquella época, en África, las praderas se expandían mientras que los bosques retrocedían. Sin embargo, sorprendentemente, los huesos de Ardi se encontraron junto a animales silvícolas y semillas de árboles y plantas forestales. Las pruebas con isótopos de carbono y oxígeno indicaban que Ardi vivió y murió en un entorno boscoso.
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