Los hombres se suicidan más. Cometen más homicidios. Mueren más en la calle. Son mayoría en las cárceles. Consumen más drogas. Son más adictos a todo lo que los desconecta: alcohol, pornografía, apuestas, velocidad. Están más solos. Piden menos ayuda. Y cuando por fin la piden, a veces ya es tarde. ¿Es casualidad? No. Hay un problema estructural con el género masculino. Y no, no se resuelve con más testosterona ni con más castigo. Ni tampoco negando la lucha feminista. Porque el feminismo no es el enemigo. El patriarcado sí...
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