Desde el fallido estreno del aeródromo ciudadrealeño estamos siendo testigos de desencuentros, despidos y también de notables silencios. Lo que para unos es un atentado contra el futuro de Ciudad Real, para otros es el mayor ridículo empresarial que recuerdan los tiempos.[...] He aquí un capítulo más del esperpento de la cotidianidad manchega.
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