Hace 13 años | Por Tomaydaca a abc.es
Publicado hace 13 años por Tomaydaca a abc.es

Somos 47.021.031 españoles, un tímido 0,6 por ciento más que en 2009. Vamos camino de una languidez demográfica similar a la de la última década del XX. Durante la década actual añadimos casi siete millones a nuestro censo, pero el futuro se presenta bajo el signo de la escasez: en 2020 tendremos solo un millón más, y en 2048 dos millones. Es decir, volveremos a tener la situación de languidez demográfica que sufrimos en la última década del siglo pasado hasta que la inmigración nos sacó del letargo.

Comentarios

Tomaydaca

#2 Siento entrar en controversia de nuevo contigo.

"A partir de 2020 se morirá más gente que la que nazca".

Equivale al significado literal de la frase (obvio); Morirá más gente que la que nazca. Crecimiento demográfico negativo.

sorrillo

#3 Tienes razón, no sé a que ha venido mi confusión.

Gracias.

Tomaydaca

Tuvimos nuestro particular «baby boom» entre 1957 y mediados de los 70. Después, los nacimientos cayeron durante los veinte años siguientes (1977-1997). Más tarde, y merced a la aportación de las madres extranjeras, crecieron de nuevo hasta 2008. Pero desde el año pasado se inicia una nueva etapa de retroceso que probablemente se prolongará hasta el 2027, debido a que serán madres las mujeres nacidas en los años de la última caída, que al ser menos no tendrán muchos hijos. Los cálculos son optimistas en cuanto al índice de fecundidad (pasaría de 1,4 hijos por mujer ahora a 1,7 en 2048). Pero ni esa tasa va a permitir la renovación de las generaciones, establecida en un valor mínimo de 2,1 hijos por mujer, ni logrará que el volumen anual de nacimientos supere, como en algunas épocas, los seiscientos mil o el medio millón al año.
Pero lo verdaderamente importante en la evolución del crecimiento natural es la mortalidad, que dará buenas y malas noticias. La buena nueva es que la esperanza de vida al nacimiento seguirá subiendo, hasta alcanzar 84,3 años en los varones y casi 90 en las mujeres. La mala es que, como consecuencia del envejecimiento, habrá un continuo aumento de la cifra bruta de fallecimientos. A partir de 2020 se morirá más gente que la que nazca, provocando un aumento vegetativo negativo y la ralentización del crecimiento. Si todo dependiera de nuestro propio incremento interno, la población sería, al final de la proyección, inferior a la actual.

sorrillo

#1 A partir de 2020 se morirá más gente que la que nazca

Que equivale a que nacerá más gente de la que muera. No es eso positivo ?

D

Por favor, que alguien me explique cómo han hecho los cálculos en este párrafo:

La proyección prevé para el corto plazo (próximos diez años) un balance positivo pero modesto, y a partir de 2020 un flujo anual constante de 400.000 personas. Ello supondría un saldo migratorio total de 2,6 millones netos en los próximos cuarenta años. El crecimiento de los 2,1 millones de personas estimado para todo el tiempo de la proyección sale de restar el medio millón de fallecidos superior al de nacidos de los 2,6 millones de extranjeros que tendrá el saldo migratorio.

Porque a mí no me salen las cuentas, aunque supongo que será algún fallo mío roll

De todos modos, si alguien está interesado en leer un estudio serio sobre demografía y conocer más acerca de conceptos como "eficiencia demográfica", del que en el ABC no parecen haber oído hablar, les recomendaría la lectura de este artículo aparecido en la revista "Investigación y Ciencia": http://www.investigacionyciencia.es/Archivos/11-10_Perez-Diaz.pdf

Tomaydaca

#5 La opinión del artículo, Rafael Puyol:

A muchos españoles les gusta conocer su futuro individual. Los adivinos hacen fortuna, quizá porque mucha gente está ávida de buenas noticias. Pero cuando se trata de pronósticos colectivos, la duda planea sobre los resultados y el argumento del «cuán largo me lo fiáis» nos distancia anímicamente del porvenir. Un alejamiento al que contribuye con celo la clase política, preocupada sobre todo por los (duros) azares del presente. Sin embargo, saber qué va a ser de nosotros, como ciudadanos y como país, es una tarea esencial. Y a ello contribuyen las proyecciones demográficas, que son simples aproximaciones a una realidad cambiante sobre la que estimamos las demandas futuras de formación, salud y otros consumos de bienes y servicios. Las proyecciones más solventes son las del INE, que las confecciona para un plazo largo (entre 50 y 80 años) y para periodos más cortos (10 años). Utilizaré la última de cada clase, aparecidas este mismo año, para plantear mis reflexiones.