Un creciente conjunto de evidencias revela que la contaminación radiactiva en nuestro entorno afecta desproporcionadamente a mujeres y niños pequeños.Quienes abogan por la expansión de la energía nuclear y la producción de armas ignoran y contradicen deliberadamente la evidencia de sus daños, lo que forma parte de un patrón de engaños que se remonta al inicio de la era nuclear. Los científicos que revelaron los impactos nocivos de la radiación fueron ridiculizados y se les confiscaron sus fondos e información. Las mentiras persisten.
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