#15 Creo que aquí hay una confusión importante: el incelismo no es simplemente “no ligar” o estar temporalmente sin pareja, ni mucho menos una cuestión voluntaria o anecdótica. El término incel (involuntarily celibate) describe un subgrupo que se define y junta alrededor de una identidad basada en la frustración sexual, pero que ha evolucionado en internet hacia comunidades muy concretas donde esa frustración se mezcla con discursos de odio, misoginia extrema y, en algunos casos, referencias directas a ideologías autoritarias o ultraderechistas.
En resumen: aquí no se trata de “no zumbarse a cualquiera”, que es una circunstancia, sino de cómo algunos jóvenes canalizan esa frustración hacia un marco ideológico cerrado, hostil y muchas veces ligado a narrativas autoritarias
Están intentando que el hecho de ser Judíos suponga que puedan hacer lo que les de la real gana en cualquier sitio, ya que se consideran los únicos "seres humanos" y que son superiores a los demás.
#9 He llegado a la conclusión de que votan no para que nos vaya mejor a todos, sino para que los de al lado se jodan (aunque ellos se jodan más en el proceso).
Es como el negro de Django, que no le molestaba no tener un caballo, sino que el otro negro sí tuviera uno.
#1 el problema es que te dicen que no son homófobos pero que el pobre hombre blanco hetero de mediana edad ahora está discriminado. Que si los maricones, que si las femiputas.
Y es un discurso goloso porque, datos en mano, la inmensa mayoría de la gente es jodidamente mediocre, intelectualmente irrelevante, sin capacidad de conseguir nada llamativo en su vida o de subir el escalón social. Y aceptarlo es jodido, requiere un esfuerzo y una autocrítica que no todo el mundo quiere y, especialmente, puede hacer.
El PSOE estaba tocado por el caso Santos Cerdan y en un par de días han venido Donald Trump, Felipe González y Nuñez Feijoo a darle un respiro. Flipante lo del perro.
En resumen: aquí no se trata de “no zumbarse a cualquiera”, que es una circunstancia, sino de cómo algunos jóvenes canalizan esa frustración hacia un marco ideológico cerrado, hostil y muchas veces ligado a narrativas autoritarias
Nazis de la peor calaña.
Es como el negro de Django, que no le molestaba no tener un caballo, sino que el otro negro sí tuviera uno.
Y es un discurso goloso porque, datos en mano, la inmensa mayoría de la gente es jodidamente mediocre, intelectualmente irrelevante, sin capacidad de conseguir nada llamativo en su vida o de subir el escalón social. Y aceptarlo es jodido, requiere un esfuerzo y una autocrítica que no todo el mundo quiere y, especialmente, puede hacer.