Negacionismo del Holocausto judío y negacionismo del Genocidio en Gaza

El negacionismo del Holocausto judío consiste en el acto de negar el genocidio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial afirmando que es parte de una conspiración. Los que niegan el Holocausto afirman: que la «solución final» de la Alemania nazi tenía como único objetivo deportar judíos del Tercer Reich, pero que no incluía el exterminio de judíos; que las autoridades nazis no usaron campos de exterminio y cámaras de gas para asesinar a judíos en masa; o que el número real de judíos asesinados fue significativamente menor que la cifra históricamente aceptada de 5 a 6 millones, por lo general alrededor de una décima parte de esa cifra.

El negacionismo del genocidio en Gaza afirma que la violencia sistemática contra la población palestina no constituye un genocidio, sino una serie de “acciones defensivas” de Israel contra el terrorismo. Este discurso niega o minimiza las dimensiones de la destrucción de Gaza, justificando los bombardeos masivos sobre zonas densamente pobladas como “daños colaterales inevitables”, y presentando la muerte de miles de civiles —entre ellos mujeres y niños— como consecuencia exclusiva de la presencia de combatientes de Hamás.

De la misma forma que el negacionismo del Holocausto reinterpreta la evidencia histórica para proteger una narrativa política e ideológica, el negacionismo del genocidio en Gaza busca ocultar la magnitud de la violencia estructural y la desproporción del uso de la fuerza. Quienes lo sostienen suelen afirmar:

  • Que las cifras de muertos palestinos son “infladas” o manipuladas por las propias autoridades locales.
  • Que la destrucción masiva de infraestructuras —hospitales, escuelas, viviendas— no es intencional, sino simple “accidente de guerra”.
  • Que la privación sistemática de agua, alimentos, medicinas y energía no constituye un mecanismo de exterminio, sino una consecuencia logística de un conflicto.

Ambos negacionismos, aunque en contextos históricos distintos, comparten un mismo patrón: borrar la condición de víctimas de poblaciones enteras y sustituirla por un relato que justifica, oculta o banaliza el sufrimiento humano. En el caso del Holocausto, el negacionismo atenta contra la memoria histórica y contra las víctimas judías, romaníes, homosexuales, disidentes políticos y otros grupos exterminados por el nazismo. En el caso de Gaza, el negacionismo atenta contra la capacidad de reconocer y detener una catástrofe humanitaria en curso.

El negacionismo, en cualquiera de sus formas, no solo falsea la verdad, sino que allana el terreno para que atrocidades presentes o futuras sean toleradas. Recordar y reconocer los genocidios no es un ejercicio académico, sino un acto político y ético fundamental: sin memoria no hay justicia, y sin justicia no hay futuro en paz.

Consulta en Wikipedia: es.m.wikipedia.org/wiki/Negacionismo_del_Holocausto