La nevada fue importante. El viento azota a las ventanas y las mujeres mueven los visillos para ver la calle, los remolinos de nieve que levantan las torvas. «Está malísimo», repiten, pero en ese momento suena un claxon: «¡El panadero!», dicen alborazadas, conscientes de que se ha vuelto a cumplir el viejo dicho de que «un pueblo está aislado cuando no llega el panadero». En medio del ciclón Helena los panaderos leoneses siguieron llegando hasta el último pueblo de la provincia, en muchos casos para una venta exigua pues están casi vacíos.
Comentarios
Y van en la C15... ni todoterreno pijo ni hostias
#2 que bien me lo he pasado siempre, viendo a los cayane y todas esas mierdas, incluso patrol, entrampados en la nieve o el barro y el forestalillo con su 4latas de lado a lado de la pista subiendo sin ningún problema....
¡Bienaventurados los queseros!
#3 y todos los vendedores de productos lácteos!!
Los panaderos tienen más conciencia social que nuestros políticos, que dejan abandonados a esos pueblos sin educación, sanidad, etc. porque no sale rentable.
Les ha salido una competencia fastidiada con el pan congelado del super.