La herencia, de dos millones de euros, la disfrutan los hijos reconocidos del fallecido, natural de Utrera, que se niegan a compartirla con quien, según el ADN, es su hermano. Un guionista de Hollywood encontraría en el sumario del caso un material de primera para un ‘thriller’ de tribunales. El hijo ilegítimo de un potentado sevillano tuvo que emigrar para ganarse la vida mientras sus hermanos legítimos se quedaban con una sustanciosa herencia que también a él le correspondía.
Comentarios
Por esa misma razón el rey debería ser Albert Solà y no un usurpador.
Pues en España lo tienen jodido. Pueden alargarle mucho los pléitos, pero la ley es bastante clara al respecto, y tan hijo es el no matrimonial como todos los matrimoniales.
Al menos le corresponde una parte del tercio de legítima igual a la parte de cada uno de sus hermanos. Y si no hay testamento, una parte del total de la herencia igual a las partes de cada uno de sus hermanos.
Se pongan como quieran.
Pues esto abre la veda para que todos los hermanastros que el campechano tiene repartidos por el mundo reclamen su trozo de NUESTRA tarta.