Para Michael, Estados Unidos se ha convertido en una especie de progenitor maltratador a pesar de ser el país del que ha sido ciudadano toda su vida. La decepción de Michael –nombre ficticio que ha adoptado para evitar mensajes de odio– por su país natal llegó a un punto crítico en 2020. El caótico final de la era de Donald Trump, unido a las desigualdades puestas de manifiesto por la pandemia de COVID-19, le hicieron sentir angustia por ser estadounidense.
Comentarios
"Es curioso: la gente en Alemania tiende a ver a EEUU como un país liberal donde surgió el imperio de la ley, pero yo ni siquiera puedo hallar a alguien en el Gobierno de EEUU a quien dirigirme"
Si,es el efecto de la propaganda.
#3 Se me viene al recuerdo esta escena de The Newsroom, y hace ya años de esto.
Aquí, miles de personas quieren apostatar, y no pueden.
Están bautizados a la fuerza, y forman parte de una secta.
#6 que cobra del estado por ello
#6 yo tenía entendido que no era un procedimiento difícil, otras cosa es que la mayor parte de la gente pase
#6 Si te consideras bautizado y parte de unas secta de la que quieres salir, no estás creyendo en la existencia de la Iglesia?
Parte de mis impuestos van hacia ellos esté bautizado o no así que apostatar no cambia nada.
Yo no me considero bautizado. A mí me mojaron la cabeza de pequeño para que mis padres organizaran una comida con la familia.
#10 Llámalo X.
Si en éste país apostataramos los ateos, otro gallo cantaría en la financiación de la secta por parte del estado.
Una flor no hace primavera.
Usar el cine como referencia es lo que tiene
Problemas del primer mundo.
Bueno, no parece un problema muy acuciante. Aquí en España hay millones.
Además, Estados Unidos es uno de los dos únicos países (el otro es Eritrea) que grava a las personas en función de su ciudadanía y no de su lugar de residencia. Esto obliga a los estadounidenses en el extranjero a declarar sus ingresos globales a la Hacienda estadounidense, con posibles implicaciones fiscales. Esto son los Liberatas, mientras tanto por aquí ríos de tinta sobre «El Rubius».