Hace 5 años | Por Danichaguito a nuevatribuna.es
Publicado hace 5 años por Danichaguito a nuevatribuna.es

La CNMC es hija de la política neoliberal consistente en ir creando no solo en España, sino auspiciados por la UE e impulsados por los Tratados de Libre Comercio, de organismos de arbitraje con fuerza de tribunales, pero no compuestos por jueces y sometidos al poder judicial,sino de carácter público-privado y ajenos a la disciplina de las leyes nacionales a “poca ropa” le afectan las leyes,pero a las grandes multinacionales no. ¿Luego cuál es su objetivo? Destruir toda normativa democrática, las leyes que defienden el empleo digno..

Comentarios

Danichaguito

"El mercado, incluso entre quienes lo defienden o se someten a él, necesita ser regulado y contenido. La competencia sin control solo beneficia a los fuertes, los buitres, los mafiosos.
La ley debe proteger a la ciudadanía de la fuerza ilimitada de las poderosas multinacionales o todo es mentira. Sin mercado controlado y leyes protectoras de los derechos cívicos y las personas sin más medios que sus manos o su inteligencia no hay democracia.
Decir que una “pyme” o una persona autónoma o inquilina, tienen las mismas posibilidades de competir que una multinacional es de una crueldad y una tendenciosidad mental alucínate, es tomarnos por estúpidos, es ser injustos. La CNMC está apostando por la ley del más fuerte y todos sus informes y demandas son ideológicos y políticos.
"

#8 Yo veraneaba en España por aquel entonces. Pero eh, reconozco que a lo mejor era la época en la que les llegaban los plátanos y me he perdido unas vacacionazas con racionamiento festivo y tal.

D

#9 ah!!
Te había juzgado mal.
Tu perfil me encaja más en Los caballeros de la mesa cuadrada...
Adivina que escena...

#10 Era bastante evidente que no juzgas muy bien.
Por cierto, estupenda película. Sería interesante saber qué dijeron los soviéticos de ella, ya que estamos.

D

#11 ellos pudieron ver todo el cine occidental, de hecho Depardieu, al que le dieron la ciudadanía rusa hace unos años, era muy conocido desde la película del 74 de Los rompepelotas.
Cosa que nuestro amado mundo libre no nos permitió hacer a nosotros fuera de los cine clubes cuasi clandestinos.
No obstante, para mi comentario, no hacia falta saber como vivían en los países del este.
Lo interesante es como hemos empezado a vivir nosotros, después de la caída del muro.

Un ataque constante a la manera de vivir occidental que nos ponía por encima del bloque socialista.
Luego no hay que ser muy listo para comprender que el capitalismo hacia postureo frente al estado obrero, para ningunearlo, y que ahora que no tiene enemigo nos muestra su verdadera cara.

Por eso acabo el futuro para nosotros,ciudadanos del mundo libre, cuando cayó el muro.

D

Y aun hay irresponsables que se alegran de la caída del muro...
En ese momento acabó el futuro.
Bienvenidos al sigloXIX !!

Sulfolobus_Solfataricus

#5 Qué bonito era cuando media Europa estaba bajo un régimen totalitario, ¿eh?

D

#7 ah!!
Tu vivias allí o sólo veraneabas?

R

Hay que acabar con este sistema depredador y violento, pero no está fácil.

ramsey9000

Vamos como miridiclorianos pero aún más nefastos...

t

Otro artículo muy interesante de este autor, que complementa este artículo. El título no es atractivo pero el contenido muy interesante, explica cómo estamos retrocediendo a siglos anteriores, en derechos, regulación laboral, estado de bienestar; y el colmo: la mili que tanta lucha costo derogarla (movimiento antimilitarista) hay países que la están volviendo a imponer, pero para hombres y mujeres!!
Y yo añadiría: "la juventud no se está enterando de lo que le bien encima".
http://menea.me/1s6ly

Silvia_Folk

Como diría Bueno hablar de libre competencia es pura metafísica. Como se demuestra con instituciones como las mencionadas por el articulista, estas no regulan nada: favorecen los intereses del más fuerte. El mercado "autorregulado" es una fantasía liberal que oculta una desigualdad de acceso a los recursos.

Maelstrom

#4 Mucha gente que lee a Bueno parece que se quedó en su obra entre los 70 y el 2000 (y aún en esa época más "izquierdista" era antidogmático).

El Bueno más tardío (el más "chocho", como dirían muchos de sus discípulos decepcionados), se aprovechó (parece que ya lo intuía tan tempranamente como en los 70) de que su crítica era eminentemente filosófica para poder más tarde congeniar su reciente acercamiento al PP con algunas de las ideas que este partido representaba. Así, no es que criticara el capitalismo sino las concepciones metafísicas sobre este de muchos de sus defensores y de sus detractores. La concepción del capitalismo de Bueno no era ni la liberal ni la marxista, la suya partía de una concepción de la libertad spinozista y escolástica, y a través de ella defendió su particular forma de describir el liberalismo realmente existente (contradistinto al de los liberales anglosajones que, en efecto, es metafísica): la de las democracias de "mercado pletórico". La libertad de Bueno no es la del autós kantiano (que es la que acabó instaurándose en la filosofía nordeuropea y analítica), es la de la potencia spinozista y la de la elección de opciones dadas extrínsecamente (basculando entre las posiciones dominicas y molinistas de una ontología causal determinista "ante y pos previsa merita"); esta es la que subyacería en el mercado pletórico de las potencias capitalistas.

No es, pues, que el mercado se autorregule (para Bueno las leyes de la economía son disociables, pero no separables, de la política), puesto que el mercado requiere de una serie de instituciones (la moneda, la producción, las vías de distribución, los mercados, los propios recursos de la Patria y toda una serie de instituciones auxiliares para defenderlas), sino que es el propio estado, la polis, el que lo hace posible. Dicho de otra manera: el mercado nace intervenido, no existe como un ente platónico separado de la realidad (y de la realidad social) en la que surge.

En el arte de adecuar el orden de implicación e imbricación de estas realidades políticas en las que surge este mercado en el mercado mismo es donde se conjugan los intereses estratégicos de los estados, habiendo unos en los que las leyes políticas pretenden abarcar más (y en los que surge un mercado más raquítico), los "socialistas", y otros menos, los "capitalistas" (y en los que surge un mercado más pletórico). Para Bueno es una cuestión de gradación no de dicotomía. Y es más, para Bueno, como expone en el Mito de la Derecha (y en artículos contemporáneos), el capitalismo es una forma más de socialismo; y cuando cayó la URSS lo que cayó fue una forma específica de socialismo (un capitalismo de estado colectivista de planificación central) enfrentado al socialismo capitalista liberal (de planificación diversificada entre varios agentes, aunque mediada por el plan "central" del gobierno de turno).

En definitiva, Gustavo Bueno atacaría ferozmente las coordenadas en las que se sitúa el articulista, pues no son más que las mismas que las del liberalismo protestante por muy a la contra que sean. Algo en lo que incurrió también el marxismo, que no es más que su envés.

Silvia_Folk

#13 A eso me refería con el entrecomillado de mercado. El que regula el mercado es el estado. También decía Bueno que derecha e izquierda hoy tenían diferencias culturales más que diferencias esenciales: con matices la socialdemocracia y la democracia cristiana fueron en Alemania las impulsoras del estado del bienestar que luego se generalizó en los estados del sur de Europa ( en Reino Unido fue el liberalismo progresista).
Buen resumen de la vuelta del revés de Marx por don Gustavo. La grandeza de su pensamiento es que ha dado frutos en la tercera generación de sus discípulos a derecha e izquierda, algo sólo al alcance de muy pocos.
Saludos

Maelstrom

#14 A ver, lo que quería decir con todo lo dicho es que Bueno era lo que él mismo llamaba realista político (desde el MF, concretamente, hiperrealismo político). Él lo que defiende, o sostiene, es lo realmente existente y lo materialmente posible, adheriéndose al "imperio victorioso", según la dialéctica de estados y de imperios. La caída de la URSS "manifestó el fracaso de un socialismo específico, ahora nos queda el socialismo capitalista (hasta que este se hunda, pues no hay sistemas que supongan un fin de la historia, ni el comunismo final, según Marx, ni la democracia homologada occidental, según Fukuyama). El mundo va por ahí ahora".

El capitalismo actualmente existente es el que es y el que pervive, y el que cada país adopta a su manera en virtud de su propia eutaxia. Un capitalismo ya intervenido (incluso en su versión más minarquista, la del estado gendarme), que, muchos, imbuidos de falsa ideología siguen atacándolo ya para asimilarlo a un intervencionismo de cariz "socialista" marxista (ya la leninista, ya la del oportunismo socialdemócrata), ya para extirpar de él la materialidad que lo hace posible (las diferentes formas de organización estatal) del anarcoliberalismo y el comunismo final de la "administración de las cosas".