La propaganda es la esencia de cualquier sistema democrático
La propaganda en realidad es la esencia de cualquier sistema que pretenda organizar a millones de personas en un cuerpo político unitario. Ante la imposibilidad de dirigirse a los individuos uno a uno, la comunicación de los principios y del cuerpo legal-doctrinal se tiene que hacer mediante técnicas propagandísticas.
Imprescindible Tapiès, Saura y Oteiza, cuyas obras muestran uno de los mejores momentos del arte español contemporáneo, también representan un juego fascinante a nivel político y cultural. Todo el arte antifranquista conceptual que se desarrolló en España en los primeros setenta no encuentra ningún hueco en el panorama posterior. Esta visión política es inhabilitada, frustrada, apartada, a favor de fórmulas que acaban desembocando en fenómenos como el intento de situarse a rebufo del retorno de la pintura en los ochenta que se daba en Europa, o fenómenos como ARCO. En realidad no ha habido un gran interés por el arte más allá de su rédito visual. Es decir, la pintura daba imagen de modernidad en ese momento de transición. Era justo lo que se necesitaba: arte que diera sensación de cambio y modernidad.
Hace tiempo que han conseguido que la cultura sea, ante todo, un negocio, una industria más. Y los "autores", "artistas" , "intérpretes " o como se les quiera llamar son los primeros que han aceptado de buen grado. A la mayoría, ( excepciones hay) lo que más les importa del arte es ganar dinero con ello.
Comentarios
Lo que pasa es que el arte va genial para el blanqueo.
La propaganda es la esencia de cualquier sistema democrático
La propaganda en realidad es la esencia de cualquier sistema que pretenda organizar a millones de personas en un cuerpo político unitario. Ante la imposibilidad de dirigirse a los individuos uno a uno, la comunicación de los principios y del cuerpo legal-doctrinal se tiene que hacer mediante técnicas propagandísticas.
Imprescindible
Tapiès, Saura y Oteiza, cuyas obras muestran uno de los mejores momentos del arte español contemporáneo, también representan un juego fascinante a nivel político y cultural. Todo el arte antifranquista conceptual que se desarrolló en España en los primeros setenta no encuentra ningún hueco en el panorama posterior. Esta visión política es inhabilitada, frustrada, apartada, a favor de fórmulas que acaban desembocando en fenómenos como el intento de situarse a rebufo del retorno de la pintura en los ochenta que se daba en Europa, o fenómenos como ARCO. En realidad no ha habido un gran interés por el arte más allá de su rédito visual. Es decir, la pintura daba imagen de modernidad en ese momento de transición. Era justo lo que se necesitaba: arte que diera sensación de cambio y modernidad.
Si, con la cultura del pelotazo.
Gran gilipollez que pasará a los anales, sin más.
#3 Con la cultura sacra
Hace tiempo que han conseguido que la cultura sea, ante todo, un negocio, una industria más. Y los "autores", "artistas" , "intérpretes " o como se les quiera llamar son los primeros que han aceptado de buen grado. A la mayoría, ( excepciones hay) lo que más les importa del arte es ganar dinero con ello.
La cultura de los sobres.
Ved la fuente...
Sobre la cultura de Cataluña ya hablaremos otro día. Tal vez reconozcan que Cataluña no es España.