Publicado hace 3 años por Deckardio a despertaferro-ediciones.com

El artículo explica el surgimiento de los viajes turísticos a partir del siglo XVII, relacionándolo con el progresivo poder de la burguesía. Se acompañan imágenes históricas: "Encontramos el término (...) por primera vez en una guía de Richard Lassels, del año 1670, haciendo referencia al gran viaje que realizaban los jóvenes aristócratas británicos entre los siglos XVI y XVIII. Este hecho constituía una nueva forma de viajar bastante parecida a lo que hoy conocemos como turismo". Aparece la literatura de viajes, el concepto de "souvenir"...

Comentarios

Joseph_Nash

#5 Es un tema que da para mucho y se puede sacar conclusiones de esa epoca y usarlas en la nuestra. El articulo esta muy bien como introduccion, pero pasa un poco por encima que mentalidad habia en cada epoca y como ese aspecto condicionaba el tipo de relato que se hacia o que se buscaba en cada viaje. Las reformas que se producen en el S XVIII dan lugar a una perspectiva pragmatica y util de la realidad. Ese aspecto tiene varias consecuencias y es que la fe en el progreso condiciona el tipo de ciudad que surge y como se relatan, que se aprecia o que se persigue, un ideal burgues en ultima instancia ( ordenado, racional, etc ) Eso conlleva que muchos lugares pierdan su personalidad y pasado. Curiosamente es lo que critican los viajeros del S XIX y de ahi que se apele a la añoranza del pasado y lo exotico a nivel estetico. La ironia es que esa critica se puede realizar hoy dia con respecto a los viajes y lo que se busca. Tenemos ciudades homogenas, monotonas y con los mismos servicios ( cadenas de ropa, comida, hoteles, comercios ) y buscamos experiencias que nos alejen de esa perspectiva. Al final nos hemos cambiado tanto y por eso es un tema fascinante, seamos viajeros del S XVIII, XIX o XXI. Hemos pasado de querer conocer y cuantificar el mundo, querer controlarlo ( a traves de la ciencia ) y una vez “logrado” buscamos lo diferente porque no nos gusta la perspectiva que ofrecemos. Como decia al inicio. Parece una “tonteria”, pero a raiz de los viajes ( su relato y narracion ) y lo que motiva se puede entender a la perfeccion el mundo que tenemos y nuestra mentalidad. PD> Perdon el tochazo que hemos soltado 😅

Deckardio

#7 ¡Buala! Ningún tochazo. Comentarios así hacen que este sitio merezca la pena. No lo había visto desde esa perspectiva. La modernidad burguesa convierte todo en producto, incluidos los lugares y el romanticismo decimonónico (que también tiene cosas en mi opinión negativas, como legitimar las leyendas del nacionalismo) reacciona a eso. Muy interesante.

Mosquitocabrón

No hay nada que eduque más que un buen viaje.
P. D.
El día 4 comienzo el camino del Cid, para empalmar en Burgos con el camino de Santiago.

Deckardio

#2 Qué maravilla. El del Cid no lo he hecho nunca entero, pero lo que he visto me ha encantado. Una gran idea

Deckardio

Me emociona encontrar un artículo con fuentes

Joseph_Nash

#1 Es una pena que el articulo sea tan escueto y breve A mi es un tema que me fascina y recuerdo con cariño varios trabajos en la uni dedicados a los viajeros extranjeros por nuestro pais y como la sensibilidad romantica ( una debilidad personal 😊 ) condicionaba su vision del paisaje en todos los ambitos. La epoca que narra el articulo se centra mas en la vertiente util de los libros de viajes como tal, es decir, guias de viajes de la epoca para un publico elitista. El enfoque que adoptaron para el S XIX es mas evocador y desde mi punto de vista mas sugerente.

https://www.grabadoslaurenceshand.com/wp-content/uploads/2010/09/Bridge-Roberts-Large.jpg

Parece sacado de un libro de fantasia 😍 ( es un grabado de David Roberts sobre Toledo )

Deckardio

#4 Muy interesante lo que comentas El artículo me gusta porque relaciona también el fenómeno con el progresivo poder de la burguesía, la élite del mundo - en algunos aspectos para mal- desde la Revolución Francesa y no siempre son aspectos que se relacionan. En cualquier caso lo dicho, muy buena tu perspectiva.

M

#1 #4 hay un libro sobre el tema:
Lo que vio Bernardo José en su viaje por Flandes, Holanda y sur de Inglaterra

Autores: José Luis Amorós, María Luisa Canut
Editores: Institut Menorquí d'Estudis, 1995
Año de publicación: 1995
País: España
Idioma: español
ISBN: 84-606-2610-5 84-86752-51-5

P

#4 el artículo es corto pero está muy bien.
Yo recalcaria dos cosas: el siglo XVIII donde se generaliza en los hijos de la nobleza y alta burguesía anglosajona el Gran Tour, que esencialmente era un recorrido por Italia, y cómo se trunca ese interés posteriormente ligado al auge del nacionalismo

e

#4 Tengo debilidad por estos antiguos grabados y este es maravilloso, no lo conocía.
El artículo una excelente, sabe a poco por bueno, me han gustado las pinturas que lo ilustran, gran trabajo de selección.

Sobre los viajes en el siglo XIX, un interesante artículo del que extraigo algún párrafo.
https://www.artehistoria.com/es/contexto/viajes-y-viajeros

"Si bien hubo ciudades donde los que viajaron a Europa en 1861 fueron más de mil, caso de Madrid o Barcelona con 2.183 y 1.296 respectivamente, el resto, salvo las fronterizas, no suelen sobrepasar los cien viajeros con la excepción de Vizcaya (570), Valencia (291), Murcia (227), Cádiz (165), Santander (134), Zaragoza (131), Sevilla (124) y Tarragona (102). Pero hay algunas (Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara) donde no viajó nadie a Europa o donde lo hicieron menos de diez personas (Albacete, Ávila, Cáceres, Córdoba, Jaén, León, Lugo, Palencia, Segovia, Teruel, Toledo y Zamora). Es lógico que el viaje del único segoviano que viajó a Europa en 1861 fuera un hecho eminente, del que se hablara repetidas veces en las familias de la localidad si no dio lugar a una conferencia en el casino a su vuelta"

"Para cualquier viaje que implicara hacer noche en otra población se necesitaba justificación. En primer lugar había que obtener un pasaporte. La reglamentación sobre pasaportes para el interior, según lo describe Mellado en su Guía del Viagero de 1852, era compleja. Los soldados y militares lo reciben de la autoridad militar. Los paisanos, tienen que pedirlo en la localidad donde están avecindados. Cuando sean forastero deben presentar un fiador del pueblo o barrio en que residan. Los menores y las mujeres deben obtener permiso de la persona de quien dependen. En las ciudades hay que presentarse al celador del barrio, quien da una papeleta, que sirve para solicitar el pasaporte. Lo expiden los gobernadores en las capitales de provincia y en las demás poblaciones el comisario de policía o, si no lo hay, el alcalde. Si no hay inconveniente ni reclamación contra el solicitante la autoridad lo debe facilitar cuanto antes, previo pago de cuatro reales. Es preciso refrendarlo en cada localidad donde se hace noche, aunque esto lo suelen tramitar los dueños de fondas y paradores. Para el extranjero hay que seguir las mismas formalidades, pero hay que presentar un fiador y pagar 40 reales. Sólo lo expide el gobernador civil o su delegado. Posteriormente, hay que solicitar el visado del cónsul de cada uno de los países que se pretende visitar, sin cuyo requisito no se permite el paso por la frontera. En la frontera se refrenda el pasaporte por la policía española y debe ser refrendado igualmente por la policía del país extranjero, normalmente Francia. En este caso, al llegar a Bayona u otra capital, debe ir a gendarmería para que den una tarjeta al pasajero con la que se dirigirá al consulado español para un nuevo visado, tras el cual se traslada a la subprefectura de policía donde se lleva a cabo el último visado, tras pagar dos francos. "Con estos requisitos queda habilitado para ir donde quiera sin que nadie le moleste. A la salida de Francia para España, basta con visar el pasaporte en la subprefectura, en el consulado y en la policía de Behovia"