Es una tarde tranquila de invierno, con manchas de sol bajo los árboles. Camino Cuesta Moyano abajo, deteniéndome en las casetas de libreros de viejo que a esta hora están abiertas. Son pocas, y eso me entristece. Un día con buena temperatura, una hora agradable, y no hay casi nadie aquí. Me detengo a mirar en los mostradores, converso con los libreros. En todos encuentro pocas esperanzas de que esto sobreviva. Una curtida veterana dice “nos quedan dos telediarios”, y comparto su pesimismo. Acabarán poniendo aquí, supongo, bares de tapas y...
Comentarios
Si no los lee , no va a poder plagiarlos.
#6 ¿Como por ejemplo?
¿O ees sólo por hablar mal de alguien a quien no le llegas ni a las suelas?
#8
https://www.meneame.net/search?q=plagio reverte&w=links&p=&s=&h=&o=&u=
#9 Si te molestaras en leer los comentarios, te darías cuenta de la cagada que acabas de argumentar.
#10 es una condena de un juez, no son comentarios.
Hasta para hablar de libros viejos saca el temita de las guerras y violencias que ha vivido. Qué chapa tiene que dar cada vez que sale.
#4 Es un libro que dudo haya sido leído por nadie, ni siquiera por la propia "escritora".
Sabor a hiel.
#2 eso es un libro que no leerás?
Es muy complicado competir contra Internet. Yo mismo ya compro muchos libros de segunda mano desde casa. Hay librerías de segunda mano que tienen subido a la red su catálogo.
#1 Yo creo que ayudar a mantener un símbolo de la cultura popular como las librerías merece la pena un poco de esfuerzo. Yo procuro de vez en cuando pasar por alguna librería o la propia Cuesta de Moyano y comprar algo.
#3 eso está muy bien si vives en algún sitio a menos de 60Km de la librería de viejo más cercana.
Una buena amiga es propietaria de una, y alguien bastante activa en las asociaciones de libreros. Hace tres o cuatro años decidió cerrar la pequeña librería del centro de la ciudad y mudarse a un pueblecito para vender por Internet. De aquella me decía que incluso teniendo la tienda física vendía el 90% por Internet. Y la cosa no era que la gente local no comprase presencialmente, sino que en una capital de provincia tan pequeña no había suficiente público objetivo como para compensar los gastos.