Hace 4 años | Por NubisMusic a milenio.com
Publicado hace 4 años por NubisMusic a milenio.com

Es una tarde tranquila de invierno, con manchas de sol bajo los árboles. Camino Cuesta Moyano abajo, deteniéndome en las casetas de libreros de viejo que a esta hora están abiertas. Son pocas, y eso me entristece. Un día con buena temperatura, una hora agradable, y no hay casi nadie aquí. Me detengo a mirar en los mostradores, converso con los libreros. En todos encuentro pocas esperanzas de que esto sobreviva. Una curtida veterana dice “nos quedan dos telediarios”, y comparto su pesimismo. Acabarán poniendo aquí, supongo, bares de tapas y...

Comentarios

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#6 ¿Como por ejemplo?

¿O ees sólo por hablar mal de alguien a quien no le llegas ni a las suelas?

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#9 Si te molestaras en leer los comentarios, te darías cuenta de la cagada que acabas de argumentar.

Esteban_Rosador

#10 es una condena de un juez, no son comentarios.

cincinnata

Hasta para hablar de libros viejos saca el temita de las guerras y violencias que ha vivido. Qué chapa tiene que dar cada vez que sale.

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#4 Es un libro que dudo haya sido leído por nadie, ni siquiera por la propia "escritora".

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Sabor a hiel.

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#2 eso es un libro que no leerás?

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Es muy complicado competir contra Internet. Yo mismo ya compro muchos libros de segunda mano desde casa. Hay librerías de segunda mano que tienen subido a la red su catálogo.

casius_clavius

#1 Yo creo que ayudar a mantener un símbolo de la cultura popular como las librerías merece la pena un poco de esfuerzo. Yo procuro de vez en cuando pasar por alguna librería o la propia Cuesta de Moyano y comprar algo.

t

#3 eso está muy bien si vives en algún sitio a menos de 60Km de la librería de viejo más cercana.

Una buena amiga es propietaria de una, y alguien bastante activa en las asociaciones de libreros. Hace tres o cuatro años decidió cerrar la pequeña librería del centro de la ciudad y mudarse a un pueblecito para vender por Internet. De aquella me decía que incluso teniendo la tienda física vendía el 90% por Internet. Y la cosa no era que la gente local no comprase presencialmente, sino que en una capital de provincia tan pequeña no había suficiente público objetivo como para compensar los gastos.