Hace 2 años | Por --698721-- a nytimes.com
Publicado hace 2 años por --698721-- a nytimes.com

MARJA, Afganistán — El té estaba caliente. La habitación, polvorienta y opresiva. Y el comandante talibán que estaba sentado frente a mí, en un edificio con agujeros de bala en el sur de Afganistán, trató de matarme hace poco más de una década. Yo también había intentado matarlo.

Comentarios

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“Estoy muy contento de que los extranjeros se fueran del país y que haya terminado”, dijo Gulab. “No tenemos que matarlos y ellos no están matando a mis amigos”.

A lo largo de la entrevista quise decirle que yo había sido marine. Que había estado en Marja el 13 de febrero de 2010 y que había peleado contra él. Quise decirle que lo lamentaba todo: la muerte innecesaria, la pérdida. Sus amigos. Mis amigos.

Pero no dije nada. Me puse de pie, estreché su mano y sonreí.

Y abandoné Marja.


Las guerras son una gran mierda.

jacktorrance

Al final el se despide sin decirle que fue marine y que estuvo combatiendo contra ellos, por lo tanto el reencuentro no existe ya que uno de los interlocutores desconoce la verdadera "identidad" del otro, en todo caso sería el encuentro entre un periodista y un talibán. Igualmente un artículo bastante conmovedor que nos enseña las miserias de la guerra.

D

#6 las guerras pa' quien las monte

Maitekor

Entre terroristas siempre acaban entendiéndose. Los dos tendrán víctimas "colaterales" a sus espaldas....

D

Ahora son compañeros...

pkreuzt

Si ambos lo hubieran conseguido, a lo mejor el mundo sería un poquito mejor.

Veelicus

Uno estaba en su pais y el otro llego armado hasta los dientes ha decirle lo que tiene que hacer.

n1kon3500

#4 bueno el taliban fácilmente puede haber nacido y estudiado en Paquistan. No lo trataria como "el 100% local"

n1kon3500

Luego vino un drone y los mató a los 2