Inmaculada Rodríguez Piñero, secretaria general de Infraestructuras, explicó ayer en Valencia que "la única posibilidad real" de que el tren de alta velocidad llegue a Castellón antes de 2014, cuando estaba inicialmente previsto, "es trabajar en la colaboración público-privada".
A Felipe González ya se le preguntó porque hacia el AVE a Sevilla y no el corredor mediterraneo, a lo cual contestó: "El corredor mediterráneo es el único rentable, por consiguiente, terminará por hacerse. Pero el tramo Madrid Sevilla, si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?"
Cuando el servicio de los derechos garantizados por la constitución, sea cual sea la que esté vigente, dependan de empresas privadas que como tales, mantengan como propios los dogmas de la explotación capitalista y entre ellos como primordial el del Beneficio, los derechos se convertiran en una mercancía mas y de ese modo dejaran de ser derechos para pasar a ser privilegios de aquellos que se los puedan permitir.
Entonces, y sólo entonces, la sociedad se dará cuenta, o por lo menos la mayoría de la sociedad ya que pertenece a la clase baja, al proletariado, de que la sanidad, la educación, las infraestructuras y las libertades individuales o colecctivas tienen un precio muy elevado, un precio que no podrán pagar de forma individual y, en ese momento, destruidos por la filosofía neoliberal todas las estructuras defensivas de los trabajadores como lo son los sindicatos, los partidos obreros y el estado de bienestar se desvelará una gran verdad, que los pobres siguen siendo esclavos de los ricos.
El estado, reducido a una fuerza represiva tanto policial como militar y a unas estructuras de vigilancia y control de la ciudadanía seguirá sirviendo a los grandes capitales. Los medios de comunicación que dependen de sus capitalistas seguirán bombardeando a la población con los dogmas neoliberales y con la más astuta de las demagogias, rozando la religión la economía capitalista que matará de hambre a millones será objeto de culto por los mismos a los que destruye.
Los edificios donde se reunen los especuladores y los banqueros, todos trabajadores del noble arte del latrocinio serán edificios sagrados y cualquier voz en contra de la religión mundial será acallada con la mayor rapidez y fuerza, bien mediática, bien represiva.
Cuando heridos nos acerquemos andando a un hospital porque no tenemos dinero para pargar una ambulancia y en la puerta, el guardia de seguridad nos pida la tarjeta de crédito y el DNI para comprobar si en base a nuestro saldo podemos entrar recordaremos aquellos tiempos donde las personas eran lo importante y el estado su baluarte.
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A Felipe González ya se le preguntó porque hacia el AVE a Sevilla y no el corredor mediterraneo, a lo cual contestó: "El corredor mediterráneo es el único rentable, por consiguiente, terminará por hacerse. Pero el tramo Madrid Sevilla, si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?"
Hace 20 años y seguimos sin el.
Cuando el servicio de los derechos garantizados por la constitución, sea cual sea la que esté vigente, dependan de empresas privadas que como tales, mantengan como propios los dogmas de la explotación capitalista y entre ellos como primordial el del Beneficio, los derechos se convertiran en una mercancía mas y de ese modo dejaran de ser derechos para pasar a ser privilegios de aquellos que se los puedan permitir.
Entonces, y sólo entonces, la sociedad se dará cuenta, o por lo menos la mayoría de la sociedad ya que pertenece a la clase baja, al proletariado, de que la sanidad, la educación, las infraestructuras y las libertades individuales o colecctivas tienen un precio muy elevado, un precio que no podrán pagar de forma individual y, en ese momento, destruidos por la filosofía neoliberal todas las estructuras defensivas de los trabajadores como lo son los sindicatos, los partidos obreros y el estado de bienestar se desvelará una gran verdad, que los pobres siguen siendo esclavos de los ricos.
El estado, reducido a una fuerza represiva tanto policial como militar y a unas estructuras de vigilancia y control de la ciudadanía seguirá sirviendo a los grandes capitales. Los medios de comunicación que dependen de sus capitalistas seguirán bombardeando a la población con los dogmas neoliberales y con la más astuta de las demagogias, rozando la religión la economía capitalista que matará de hambre a millones será objeto de culto por los mismos a los que destruye.
Los edificios donde se reunen los especuladores y los banqueros, todos trabajadores del noble arte del latrocinio serán edificios sagrados y cualquier voz en contra de la religión mundial será acallada con la mayor rapidez y fuerza, bien mediática, bien represiva.
Cuando heridos nos acerquemos andando a un hospital porque no tenemos dinero para pargar una ambulancia y en la puerta, el guardia de seguridad nos pida la tarjeta de crédito y el DNI para comprobar si en base a nuestro saldo podemos entrar recordaremos aquellos tiempos donde las personas eran lo importante y el estado su baluarte.
Supongo que aquí tendrá mucha aceptación esto, porque si según algunos el metro es un servicio de lujo no te cuento ya un tren de larga distancia.