La discusión no debe centrase en si el libro digital desplazará al de papel, sino en buscar las articulaciones con autoridades para establecer leyes que frenen la piratería, “porque la industria y creadores pueden desaparecer”, aseguró la directora de la editorial Siruela, Ofelia Grande.
Pues que se enteren de una vez que al agua no hay quien la pare. Pueden construir canales, pero si se empeñan en construir presas lo único que conseguirán es un alivio temporal - y eso solo con mucho empeño y mucha suerte - al precio de una inundación devastadora cuando ceda.
No soy uno de sos visionarios sin realismo que creen que un libro electrónico debe ser gratis o valer un euro, pero aún menos creo que es realista pensar que debe costar lo mismo o hasta más, como el último tocho del Ken Follett. Y si la gente se acostumbra a tolerar las chapuzas gratis que se encuentran en la red porque la alternativa legal es incómoda, engorrosa y cara, entonces si que se enfrentarán al desastre, como las discográficas solo que empeorado porque un libro no abulta más allá de un puñado de megas como mucho.
El problema es que la industria, ahora mismo es innecesaria en casi todos los aspectos. Son intermediarios que se enriquecen del trabajo de los autores y es precisamente estos los que menos ganan.
Eso si, sin ponernos a hablar de cánones, derechos de explotación y comunicación pública,...
Lo mismito que hicieron con el submarino de Isaac Peral o el Autogiro de Juan de la Cierva. El espabilado de turno acostumbrado a llevárselo muerto sin hacer nada poniéndole puertas al campo.
Comentarios
Desaparecerá la industria, pero los creadores, lo dudo.
Pues que se enteren de una vez que al agua no hay quien la pare. Pueden construir canales, pero si se empeñan en construir presas lo único que conseguirán es un alivio temporal - y eso solo con mucho empeño y mucha suerte - al precio de una inundación devastadora cuando ceda.
No soy uno de sos visionarios sin realismo que creen que un libro electrónico debe ser gratis o valer un euro, pero aún menos creo que es realista pensar que debe costar lo mismo o hasta más, como el último tocho del Ken Follett. Y si la gente se acostumbra a tolerar las chapuzas gratis que se encuentran en la red porque la alternativa legal es incómoda, engorrosa y cara, entonces si que se enfrentarán al desastre, como las discográficas solo que empeorado porque un libro no abulta más allá de un puñado de megas como mucho.
El problema es que la industria, ahora mismo es innecesaria en casi todos los aspectos. Son intermediarios que se enriquecen del trabajo de los autores y es precisamente estos los que menos ganan.
Eso si, sin ponernos a hablar de cánones, derechos de explotación y comunicación pública,...
Salu2
Para un escritor escribir es una necesidad, no un trabajo.
Lo mismito que hicieron con el submarino de Isaac Peral o el Autogiro de Juan de la Cierva. El espabilado de turno acostumbrado a llevárselo muerto sin hacer nada poniéndole puertas al campo.