Publicado hace 11 años por rodrii89 a comunicaliza.wordpress.com

Hace unos años se publicó un libro bastante interesante por su forma de analizar desde un punto de vista diferente algunos elementos sociales: Freakonomics (http://es.wikipedia.org/wiki/Freakonomics). Uno de los temas que trata es la posibilidad de que haya transferencias de los nombres que las clases altas ponen a sus hijos al nacer hacia las clases bajas, estableciendo una década para que las transferencias sean observables empíricamente y, por tanto, se puedan analizar con mayor fiabilidad.

Comentarios

ﻞαʋιҽɾαẞ

Dime dónde vives y te diré tu domicilio.

yoma

Dime como te llamas y sabré tu nombre. lol

sabbut

Y supongo que el motivo por el que nombres tales como Jonathan, Kevin o Jennifer han penetrado las clases populares en España (hasta el punto de estar asociados a la tribu urbana de los canis), o Wilson, Jefferson y Samantha se han popularizado en Latinoamérica, es que salen en series y películas estadounidenses, que además suelen representar gente de nivel medio o medio-alto.

Bueno, en realidad no tengo ni idea. Solo sé que a mí me suenan de lo más hortera y que nunca llamaría así a un hijo mío.

sabbut

Aquí se puede buscar un nombre y ver cuál es su frecuencia por década y provincia: http://www.ine.es/daco/daco42/nombyapel/nombyapel.htm

Y aquí un fichero XLS con la lista de nombres ordenados por frecuencia y que además incluyen la media de edad de quienes tienen ese nombre: http://www.ine.es/daco/daco42/nombyapel/nombres_por_edad_media.xls

La verdad es que jugar con estas páginas da para mucho. Escogí varias provincias, algunas más urbanas y pobladas (Madrid, Barcelona), otras menos (Lugo, Guadalajara, Jaén...) y los siguientes nombres: David (edad media: 25,7 años), Hugo (edad media: 8,6 años) y Saturnino (63,6 años).

En el caso de David, es un nombre que fue bastante raro hasta mediados de siglo. En los años 50 se empieza a popularizar en Barcelona (aunque de forma discreta: pasa de haber 121 a 419 personas con ese nombre) y Girona. En los 60 se multiplica su frecuencia por 10 en Barcelona, Girona y Madrid, pero no en las demás provincias que miré. En los 70 la frecuencia se multiplica de nuevo por 5 en Barcelona, 6 en Girona y 12 en Madrid, logrando su máximo histórico, tras lo cual se produce un cierto declive a partir de los 80. Pero también es en los 70 cuando empieza a popularizarse en La Rioja, Jaén, Guadalajara y otras provincias, efectivamente, con una década de retraso. Curiosamente, en Lugo no se produce una gran variación en la popularidad de este nombre: empieza siendo bastante más popular allí que en Madrid incluso en cifras absolutas (Lugo 102, Madrid 16 antes de los años 30), pero su máximo es de tan solo 615 en los años 80 (en Madrid más de 21.000 en los 70).

En el caso de Hugo, naturalmente, es un nombre muy raro en toda España hasta los años 90, siendo los 2000 cuando empieza su explosión con un aumento del número de Hugos en un orden de magnitud. Curiosamente, este aumento de casos no tiene un retardo de una década en las provincias rurales respecto de las más urbanas como en el caso de David.

En el caso de Saturnino, solo decir que es marginal y prácticamente deja de haber casos a partir de los años 70. En total hay algo más de 9.000 Saturninos en España, pero como es de esperar en general son personas bastante mayores.

Finalmente, miré también Vanessa y Vanesa. En los dos casos se trata de un nombre asociado a chicas y mujeres más o menos jóvenes, y es normal que lo esté porque es inexistente hasta los años 60 (supongo que estaría prohibido). En los 70 se populariza en Madrid y Barcelona. En los 80 se mantiene en Barcelona, sigue creciendo en Madrid y su frecuencia se multiplica por 10 o así en otras provincias. Y a partir de los 90 su frecuencia cae en todas partes.

Lo dicho, muy curioso.