Por los gimnasios, templos para esculpir cuerpos perfectos, también se deja notar la recesión económica. El propietario del gimnasio Al-Andalus, Sebastián Manuel Alvarado, reconoce que en los 32 años que lleva al frente de su negocio en la calle Plácido Bañuelo "no veía una crisis así desde 1992". Muchos renuncian a sus cuidados estéticos para hacer frente a la recesión económica, que se instala en herboristerías, gimnasios y perfumerías.
Solo puedo decir que ojalá eso ocurriera en el que yo uso, pero no he notado ningún cambio por el momento y no espero que ocurra: sale por unos 30 euros al mes (en cuota anual, mensual o trimestral es algo más caro) y hay que estar pasándolo muy, pero que muy mal para no poder permitirse eso, que es más o menos lo mismo que cuesta un café al día.
Pues será que no ofrece buenos servicios el Al-Andalus ese, porque en mi ciudad y sobre todo como siempre que está cerca el veranito los gimnasios están a rebosar.
Da coraje entrenar todo el año tranquilamente y que durante tres meses (aprox de marzo a mayo) el gimnasio parezca el corte ingles en rebajas que no te puedes casi mover de la de gente rolliza que se apunta esperando un milagro que le haga caber en el bañador.
Comentarios
El hambre que pasan ya quita esos kilos de más.
#2 mas monitores de gimnasio al paro?
Solo puedo decir que ojalá eso ocurriera en el que yo uso, pero no he notado ningún cambio por el momento y no espero que ocurra: sale por unos 30 euros al mes (en cuota anual, mensual o trimestral es algo más caro) y hay que estar pasándolo muy, pero que muy mal para no poder permitirse eso, que es más o menos lo mismo que cuesta un café al día.
Cosa por otro lado normal, cual es la noticia?
Pues será que no ofrece buenos servicios el Al-Andalus ese, porque en mi ciudad y sobre todo como siempre que está cerca el veranito los gimnasios están a rebosar.
Da coraje entrenar todo el año tranquilamente y que durante tres meses (aprox de marzo a mayo) el gimnasio parezca el corte ingles en rebajas que no te puedes casi mover de la de gente rolliza que se apunta esperando un milagro que le haga caber en el bañador.