Hoy vamos a abrir las páginas de la prensa amarilla de la ciencia hasta llegar a la época en la que Alexander Graham Bell ya estaba sobrado de dinero y fama por haber inventado el teléfono. Su verdadera pasión no tardaría en aflorar: la genética de la longevidad humana. Bell no creía en la eugenesia que trata de eliminar desde el Estado a los discapacitados mentales, por ejemplo, que estaba tan en boga en 1920, sino que aspiraba a una eugenesia más positiva, más humanista.
Comentarios
Como dice el mismo comentario de la noticia:
El 11 de junio de 2002 el Congreso de Estados Unidos aprobó la resolución 269, por la que se reconocía que el inventor del teléfono había sido Antonio Meucci, que lo llamó teletrófono, y no Alexander Graham Bell. En 1871 Meucci sólo pudo, por dificultades económicas, presentar una breve descripción de su invento, pero no formalizar la patente ante la Oficina de Patentes de EE.UU.
No votaré errónea, pero creo que #0 debería rectificar el titular. Bell no inventó el teléfono. Se aprovechó de la falta de dinero de Meucci para quedarse la patente; hizo algo tan censurable, que sólo faltaba atribuirle un invento que no le corresponde ni de casualidad.
Le tenían que poner una calle a Meucci en todas las ciudades españolas.
Tranquilo #4. En #3 estaba de coña. Y lo de que la historia la escriben los vencedores es en caso de guerras. Esto es cosa de patentes y al final (muy al final) brilla la verdad.
Señores, Antonio Meucci es el inventor del teléfono.
#0 El lado oculto de Graham Bell.... El PATENTADOR del Teléfono
Graham Bell.... yo soy tu padre
#3 Alberto Einstenio también suena mal ¿no?
La razón principal es la de siempre: la historia es escrita por los vencedores, no por los vencidos.
Graham Bell el que se la pela a granel .
Yo creo que es imposible para una sola generación convencer a la gente de que Bell no inventó el teléfono y que lo hizo Meucci (como realmente ocurrió). Y la razón principal es el nombre. Alexander Graham Bell suena más a inventor. ¡Hasta Bell significa campana! En cambio Meucci suena (je, je) fatal. Y Antonio es mucho menos impresionante que Alexander Graham.