Elon Musk y sus alegres hordas bárbaras de DOGE, sin embargo, habían decidido que NOAA, la agencia de la que depende el NWS, era un nido de progres woke obsesionados con la justicia racial y el cambio climático. La primera oleada de despidos llegó en marzo, con más de 600 personas perdiendo su trabajo. Le siguieron varias rondas más, aparte de varios mensajes entusiastas de DOGE animando a la gente a jubilarse o correr el riesgo de ser despedidos.