El fascismo no es el único responsable del desprestigio de las instituciones y de la exhibición desvergonzada de odio y deshumanización de los colectivos más vulnerables, ya que siempre han existido los tontos útiles que han contribuido a la causa pensando que con ello van a sacar réditos -electorales, laborales, económicos- del auge del fascismo y del populismo reaccionario. Los escritores canallitas que se suben a todos los carros de la Reacción disfrazados de rebeldes y defensores de las libertades, los medios de comunicación...