En "El arco iris de Feynman" de Leonard Mlodinow, coautor junto con Stephen Hawking de "Una brevísima historia del mundo", describe su relación con Feynman durante su primer año en el California Institute of Technology, el lugar de trabajo de aquel físico genial. Con su doctorado bajo el brazo, inseguro e intimidado en un centro tan distinguido y competitivo, Mlodinow encontró en Feynman algo más que un colega experimentado: descubrió un hombre sin prejuicios que atesoraba un maravilloso universo de experiencias e ideas.
Comentarios
Después del horizonte hay dragones, no hay que ser un lince para saber eso.
#1 Claro, tras la muerte continúan con vida todos aquellos que todavía no han muerto.
#3 En realidad sí tiene un sentido. A ver si lo pillas
Después de la muerte hay vida, no hay que ser un lince para saber eso.
#2 Tu comentario no tiene ningún sentido....
#4 A la tuya la llamo yo mente racional, y no a la de #2.....
#6 No lo tiene, además tú sabes perfectamente que los dragones existieron, y la llama que salía por sus fauces se debía a que expelían metano por el esófago.....