Una empresa llamada Strike 3, propietaria de Vixen y Tushy, ha saturado los tribunales estadounidenses con demandas, en su mayoría contra espectadores de pornografía que se sienten avergonzados y acaban llegando a acuerdos extrajudiciales. Cuando Tom Brown*, un policía jubilado de Seattle de 73 años, recibió una carta de Comcast, podría haberla confundido con una factura de banda ancha. Sin embargo, se trataba de una citación judicial. Había sido demandado en un tribunal federal por descargar ilegalmente 80 películas.
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