Hace 16 años | Por Cantro a lavozdegalicia.es
Publicado hace 16 años por Cantro a lavozdegalicia.es

"Un romántico diría que el carné de conducir de María es el triunfo del amor. De hecho comenzó las clases en la autoescuela el 14 de febrero del 2007 y lo hizo porque su marido, Benito Álvarez, apenas puede caminar -y tampoco conducir- desde que hace dos años fue operado de la espalda(...)". Si alguien tiene problemas para leerla que lo diga y traduzco lo que necesite

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D

Son increíbles estas abuelas gallegas, muchas (pero muchas) de las cuales tuvieron que cargar con el peso de llevar la casa, cuidar los animales, plantar, recoger, y cuidar a sus mayores con sus maridos emigrados. Y todo con ese carácter de "es lo que hay".

dunachio

#1 son increibles las abuelas gallegas y casi cualquier abuela, por que los mios (que todavía tengo mis 2 abuelos y mis 2 abuelas) son increibles, en todos los sentidos.

alecto

TRADUZCO LOS TROZOS CON GALLEGO empiezo en el segundo párrafo (por si acaso)

El problema es que «aquí el autobús de línea pasa dos días a la semana, los lunes y los viernes, y él tiene que ir vaias veces al mes al médico».

Así que, romanticismos aparte, el logro de María Sanz Alonso es fruto del coraje de esta mujer a la que la vida nunca le ha regalado nada. «Me fui a buscar la vida por el mundo adelante con tres hijos pequeño sy un marido enfermo, y trabajé veinte años como una negra en Venezuela limpiando oficinas para sacarlos adelante» cuenta emocionada, sobre todo por el recuerdo del primer marido y el hijo que perdió. Sus vecinos la animan, y no dudan en matizar «y hizo más [aquí se sobreentiende dinero] que muchos hombres"

Curiosamente el exámen teórico lo pasó a la primera «y fui la primera en salir de los 60 que estábamos ese día», comenta María entre risas. También se sonríe cuando recuerda que el director de la autoescuela sospechaba que copiaba los test que hacía en casa «con mucho esfuerzo y quedándome hasta bien tarde, hasta que mi marido me reñía"

Bastante más le costó el práctico, del que ayer hacía la sexta convocatoria. «No me entendía con el primer monitor que tuve y la examinadora de las primeras veces también era muy retorcida*», afirma. A ello hai que sumar que «no iba de forma continua a las clases, pero al final dije, ni patatas, ni viñas, me pongo sólo a esto y lo voy a sacar». Y el esfuerzo valió la pena. Ayer María estaba casi más contenta por la sorpresa y la alegría que llevaron su cinco nietos, su hijo -que reside en Venezuela- y su hija, que por ella misma. «Cuando empecé, la niña [*2] que vive en A Coruña, me dijo que no me metiese en este lío a estas alturas, que yo era muy nerviosa, pero mira, aquí estoy», recordaba ayer.

*rabudo es una palabra difícil de traducir: retorcida, quisquillosa... en este contexto es lo más adecuado, creo.
* la niña probablemente tenga cuarenta o cincuenta años, pero seguirá siendo a nena hasta que se muera...