Hay que reconocerle a Hurtado que, a sus 70 años, tiene una flexibilidad envidiable. No solamente puede hacer malabares en su circo de tres pistas montado a lomos del elefante de la habitación: también es capaz de estirarse cuanto sea necesario para retorcer a su antojo las implicaciones de su cargo de juez. Ya quisiera Mister Fantástico tener tanta elasticidad.
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