A partir de Voltaire los escritores empezaron a ser un poco menos parias, aunque él, áureo y reputado, sufriera humillaciones y palos sin cuento. También repartió de lo lindo. Desde muy jovencito destacó por la palabra, pero le perdió la malicia con unos versos satíricos picantotes sobre los amores incestuosos del regente, el Duque de Orleáns. Se pasó un año menos un mes en la cárcel de la Bastilla. Al salir, se pone su pseudónimo, Voltaire, como si fuese un superhéroe después de un trauma que le lleva por fin a la acción.
Comentarios
Quién os parece más irónico Quevedo o Voltaire? Nunca tanta mala leche estuvo más ornamentada, qué grandes!