Hace 12 años | Por Tanatos a cadenaser.com
Publicado hace 12 años por Tanatos a cadenaser.com

La vida de un millón de niños desnutridos está en riesgo debido a la sequía que afecta especialmente a Somalia y a otros cuatro países africanos. Ya son diez millones de personas las que necesitan asistencia alimentaria según la ONU. "Tenemos dos millones de niños malnutridos en esta zona de África y la mitad de ellos están con condiciones que amenazan sus vidas" ha dicho en Ginebra la portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Comentarios

D

y aquí la gente haciendo dieta y tirando comida, pa colgarlos a todos

chazyglue

#2 ¿Qué tiene de malo hacer dieta?

D

#2 Lógica de madre para que te acabes las acelgas. Yo la verdad nunca he comprendido en qué ayuda a un niño hambriento africano el hecho de que yo arrebañe el plato...

radio0

Cuál es la noticia?
Creo que es un mal conocido por todos desde hace décadas que parece importar bien poco a los dirigentes de los países del "primer" mundo (salvo en las campañas solidarias de navidad y esas cosas).

S

Pues en UNICEF (ONU) mandan los gobiernos de todo el mundo, no se por que COJONES no hacen nada para solucionarlo.

l

#1 La miseria de unos es la riqueza de otros. Que todo el mundo tuviera pan para llevarse a la boca todos los días haría que los que controlan la comida no fueran tan asquerosamente ricos, y claro, no están por la labor de dejar de serlo.

acidopublico

Y, mientras tanto, en esta otra parte del mismo mundo, tiramos en pólvora más euros que el producto interior bruto de muchos países subdesarrollados; nos salpicamos con frutas y verduras en honor a Santa Bacanala; llamamos crisis a tener que verter millones de litros de leche al río; o celebramos con aplusos y vítores la inauguración de rotonditas con fuentes que vierten hectolitros de agua potable al aire.
La escala de valores de nuestra sociedad y sus principios básicos no llueven del cielo ni aparecen por generación espontánea. Somos los individuos quienes seleccionamos las políticas que tiene éxito de las que no, quienes decidimos qué se puede aplaudir y qué rechazar.
Lo que pasa es que siempre es más fácil echar luego la culpa al Presidente del Mundo, al Cielo Bendito o al Capitalismo. Más que nada porque nos permite dormir tranquilos llegada la noche sin tener que asumir nuestra pequeña gran parte de responsabilidad y, sobre todo, sin haber movido un dedo para arreglar absolutamente nada.
¡Qué curioso que siempre son otros los que están equivocados y los que se mueven por oscuros intereses!