Estados Unidos, con los «acuerdos» comerciales, no busca eliminar desequilibrios mediante aranceles —algo que no se ha conseguido prácticamente nunca en ninguna economía. El objetivo es chantajear para extraer rentas de los demás países, obligándoles a realizar compras a los oligopolios y monopolios que dominan sus sectores energético y militar y, por añadidura, humillarlos y someterlos para que acepten más adelante los cambios en el sistema de pagos internacionales que prepara ante el declive del dólar como moneda de referencia global.