En las próximas elecciones, advirtió Aznar, siempre mesurado, “nos jugamos la continuidad histórica de la nación española”. Casi nada. Menuda presión para un Feijóo que hace poco no quería ser presidente y ahora deberá convertirse en el Indiana Jones que alcance la grieta evitando in extremis que la pesada roca de la historia aplaste a España. Hasta Carlos Mazón llegó a tiempo de corear en el Congreso Nacional del Partido Popular que Sánchez dimisión y eso que la cita era a las cuatro, en pleno almuerzo.