Hay personas que, sin proponérselo, se convierten en un punto de inflexión para un país. Personas que, al defender un principio, terminan sacrificando casi todo. Entre ellas está Ana Garrido Ramos, funcionaria, denunciante, activista, empresaria, y, sobre todo, ser humano: excepcional. Puedo jurarlo ante un tribunal; su historia es la de cinco vidas vividas en una sola, y cada una de ellas explica por qué hoy necesita apoyo, cuidado y reparación.