“Eso vale mucho dinero, te puede costar entre 3.000 y 10.000 euros”. Es lo que escuchó Camila (nombre ficticio) de boca del propietario de un bar en València al que fue a pedirle trabajo. Camila, que prefiere no ser identificada, es colombiana y vive en España con un permiso de residencia, pero sin permiso de trabajo. Camila se negó, pero dice conocer a varias personas migrantes que han aceptado esa venta de contratos de trabajo por parte de empresarios que se aprovechan de la desesperación de quien necesita con urgencia un empleo.
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El presidente del PP creó en enero la Secretaría Ejecutiva Nacional de Migraciones y designó a una mujer ecuatoriana para penetrar en los colectivos de latinoamericanos.
Y VOX lo mismo:… » ver todo el comentario
A la mujer la tendrían que expulsar y al del bar, ponerle una multa de órdago que le haga peligrar el negocio. Gente así no debería poder ejercer.