Una ONG afirma que el aumento de las intervenciones solo ha incrementado el peligro, ya que nuevos datos muestran que al menos 15 niños murieron en tránsito el año pasado
Tampoco nos echemos las manos a la cabeza. Los gobiernos han visto que a sus ciudadanos les importa una mierda la vida de los niños de otro país. Si nos da igual que mueran bombardeados, un poquito de gas lacrimógeno no nos va a perturbar.
Nadie puede alegrarse del sufrimiento de un niño, pero la solución no es, como piden algunos, abrir las fronteras o darles un permiso de residencia como premio por haber conseguido burlar la ley.
Descorazonador.
Pues que les cunda.
¿Qué pasa ahí?